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Yunet Alfonso Companioni

Con los PCI la cosa es distinta

Por: Yunet Alfonso


Hace unos días ya del incidente con los culeros en la tienda. Xadier tiene casi 12 años y según el papel de la Oficoda, no le tocan, necesitaba una carta del Gobierno. Hablé con mi trabajadora social, que no sabía nada de cartas, pero me pidió un certificado médico y un resumen de historia clínica y aún nada, así que el miércoles dejé a Xadier en casa, con catarro, diarreas y un ojo hinchado, producto del mismo catarro. Esa noche casi no durmió, pero tocaba buscar a la trabajadora social...o la dichosa carta.


Llegué a "Trabajo y Seguridad Social". Una señora conversaba en la puerta.


-¿Y tú?


-¿Yo qué?


-¿Qué es lo que quieres? -Me preguntó


-Ahhhh. Buenos días. Yo vengo, porque me mandaron de la tienda a buscar una carta para poder comprar culeros.


-Di tú!! ¿Carta? Eso es aquí?


-Bueno no sé. En la tienda dicen que en el gobierno. La trabajadora social....


-Ah, espérate un momentico! -Me interrumpió- ¿Hay alguien ahí en asistencia social?


-No ha llegado nadie aun- le dijo la señora de la mesa.


-Te aconsejo que vayas por la otra entrada, subas a "Distribución" y preguntes allí.


Le di las gracias, di la vuelta al edificio y subí las escaleras. Una señora me detuvo con un "Buenos días, ¿a donde va?".


-Voy a "Distribución".


-A qué?


-Vengo de la tienda. Necesito una carta para comprar culeros- le expliqué


Me sonrió y no sé por qué, pero entendí que el día se me acababa de enredar.


-Baja la escalera, toca en la puerta carmelita y di ahí lo que necesitas.


El cartel en la puerta decía "Atención a la población". ¿Qué hacía yo ahí, si lo mío era en Distribución? Esperé. Una señora esperaba también. Salió alguien, preguntaron por el próximo, señalé a la señora y ella misma me dijo que pasara. Expliqué mi situación, pero "el gobierno no está dando cartas, eso es en salud".


-Corazón- le expliqué mientras acercaba la silla- ya yo entregué los papeles de salud, lo que necesito es la carta. Estamos hablando de un niño con PCI y varias patologías más.


-¿Un PCI?- el rostro le cambió.


Llamó a Distribución. "Sí, sí, pero es un PCI, y él dijo que con los PCI la cosa era distinta". En todos los años que llevo lidiando con Xadier y los problemas que supone su condición en este burocrático país jamás había escuchado algo así. Por primera vez mi hijo resaltaba y era valorada su discapacidad. Me mandaron a Distribución, allí me esperaban.


Al llegar me explicaron que necesitaba certificado médico y resumen de historia clínica. Llamé tres veces a mi trabajadora social, pero ella no respondió. Bajé de allí directo al consultorio, pero mi doctora está de vacaciones y la doctora del consultorio vecino "no atiende niños". Le expliqué a la enfermera que no quería consulta, solo resolver los papeles. Me dio la historia clínica de mi hijo y con ella fui al policlínico, en busca de un doctor que me hiciera el dichoso certificado.


-Mira como esta niña tiene las canas!- le dijo la doctora a una señora de la otra mesa- y es dos años menor que yo! Nosotras estuvimos juntas en la secundaria! ¿Te acuerdas?- yo asentí con la cabeza. Le conté lo que me había pasado, de la doctora de vacaciones y de la que no atendía niños. Me tomó la mano, me miró a los ojos y me dijo - no vayas más a ningún lugar. Cuando necesites un papel para tu hijo vienes y me buscas. No hay ningún doctor que no atienda niños, menos si trabaja en un consultorio, y no hay médico aquí que no conozca a Xadier. No camines más, vienes y yo te hago lo que te tenga que hacer!


Salí del policlínico con mis papeles firmados y acuñados, dejé la historia clínica en el consultorio y fui al gobierno.


-A distribución - le dije a la señora de los "Buenos días a dónde va" y seguí caminando de largo.


-¿Viste a la trabajadora social?


-No, pero aquí están los papeles!


-¿De donde los sacaste?-preguntó mientras los revisaba


-De Salud! Fui con la doctora y me los hizo.


Asombrada preguntó:


-¿Hiciste todos los papeles otra vez???


-Claro! No voy a esperar a que aparezca la trabajadora social, a ella no le hacen falta los culeros, a mi sí.


Asintió con resignación y se le mojaron los ojos.


-Ay mija, nosotros antes no sabíamos ni cuántos viejitos encamados había, ni cuantos PCI, eso no era asunto nuestro, pero desde la COVID, y desde que cambió todo aquí....


-Sobre todo eso último! .


Asintió otra vez, callada y suspiró


-Esto cada día está peor- dijo en voz baja


-Y lo dice usted, porque si lo digo yo...mejor me termina los papeles.


-La verdad es la verdad mija, no se puede negar.


Miré los papeles.


-Los necesito- le dije, y ella los presilló. Tiene que verlos el jefe de Distribución, pero está reunido. Si él los aprueba hacemos la carta y él la firma.


-Dame acá - me pidió los papeles una muchacha.


-¿Te vas a colar en la reunión?


"Hoy salí con el pie derecho"-pensé.


Al rato llegó la muchacha con 3 bultos de papeles.


-Este no- puso unos cuantos papeles presillados en la mesa - este de la muchacha del albergue tampoco- puso otro- este lo aprobó, dice que sí, son tus papeles Yunet.


-Ya yo le había hecho la carta, él solo tiene que firmarla y ponerle el cuño.


La muchacha bajó las escaleras otra vez y minutos después regresó con mi carta.


-Esto te sirve solo para esta vez- me explicaron- tienes que ir al policlínico, para que te incluyan en su lista.


-Entonces, ¿me toca 1 vez cada 3 años? Porque por el policlínico yo solo he recibido culeros 4 veces en 12 años!


-No no, es que ahora los culeros van a ser como las íntimas: por la libreta, hasta cierta edad, y regulados. Entonces tu niño al ser un caso excepcional, debe salir por allá.


No peleé. ¿Para qué? Ya tenía la carta en mis manos y con ella corrí a la tienda.


-Necesitas un certificado, la carta del poder popular, el carné y la libreta. La carta se queda aquí.


-Un certificado???? En serio???? Si ya entregué uno para la dichosa carta!!!


Desde dentro de la tienda le dijeron que me dejara pasar, me recogieron la carta, el carné, anotaron en la libreta, me cobraron, me dieron dos paquetes de pañales y sentí que mis cargas se elevaban y yo flotaba.


Una amiga me llamó, apareció el medicamento de Xadier con otro nombre, suspiré aliviada por unos segundos, pero ese no me sirve. Otra llamada me llega, una vecina, pasta de bocaditos, merienda de Sofía asegurada. Le dije que sí, que me guardara dos, también tenía refresco, de ese que no le gusta a Sofi, ah sí, de ese sí, y le dije que me guardara dos también. En el kiosco sacaron cartulina, bueno ..cartulina no, files, pero no importa porque igual me sirven, ya cualquier cosa me sirve, ya todo me da igual. Jaba, cartera, culeros, cartulina, móvil...me llaman de lejos.


-Mamá, ¿estás sorda?


-Ando en mil cosas! Cabeza loca!-le grité


Puse los bultos en el banco y le marqué a la maestra de Sofi. Aún no ha copiado la tarea pero ya faltaba poco para soltarla, me daba tiempo de llegar a casa y poner el almuerzo. Recogí el bulto y sentí que se me manchaba la ropa, por suerte estaba a unos pasos de mi casa.


Entrando le di un beso a Xadier, puse sobre la mesa la bolsa con dos paquetes de pañales y los files de cartulina, me desenredé la cartera del cuello y me metí al baño. Sin agua, tocaba salir al balcón con un jarro. Llevo unos días sangrando y aunque quisiera quedarme en casa a veces hay cosas que resolver en la calle. Ya en el baño me aseé, recogí la ropa manchada de sangre y la lavé. No es primera vez que sucede y ya voy para 4 meses esperando por unas pruebas que me debo hacer...pero no hay anestesista. Con ropa limpia me senté en el butacón, los pies hinchados. Pensé en sacarme los zapatos cuando Xadier empezó a llorar porque estaba mojado. Le cambié el pañal y la ropa. Lo senté otra vez en la silla de ruedas y lavé la ropa con un jarrito de agua. Me quité los zapatos y tenía marcadas las costuras en la piel. En ese momento llegó Sofi, llamándome desde la entrada del edificio.


-Subeeee- le grité.


Minutos después abrió la puerta.


-¿En serio mamá? ¿No podías ni siquiera levantarte a ver qué necesitaba y me hiciste subir la escalera? ¿No podías levantarte un momento y ver que era lo que yo quería? Ahí...sentada, que rico!


La miré


-Mamá.... ¿estás enojada??



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